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San Juan/Nueva York, 23 de octubre de 2020 – La organización médico-humanitaria Medicos Sin Fronteras/Médecins Sans Frontières (MSF) ha completado su respuesta de emergencia ante el COVID-19 en Puerto Rico para brindar asistencia médica e humanitaria a personas desatendidas por el sistema de salud. Su trabajo de atención a domicilio y monitoreo de COVID-19 para pacientes aislados en el hogar continuará, en manos de Puerto Rico Salud, una organización creada recientemente por parte del personal puertorriqueño de MSF.
“Establecimos un programa de consultas médicas que pudiera llegar a áreas remotas, visitar comunidades aisladas y también ayudar a las personas más marginadas,” explica Sophie Delaunay, coordinadora de proyectos de MSF en Puerto Rico. “Este programa era conocido en las comunidades. Por ello nos alivia saber que nuestro personal continuará este trabajo a través de su nueva organización, Puerto Rico Salud, para que nuestros pacientes reciban el seguimiento necesario y nuevos pacientes puedan ser atendidos.”
El programa de consulta domiciliaria de MSF, diseñado para personas excluidas por el sistema de salud, ha atendido a más de 1.200 pacientes desde su inicio a mediados de junio. La mayoría de pacientes eran adultos mayores que padecen de enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, dos enfermedades subyacentes que aumentan el riesgo de complicaciones graves por COVID-19. Cada día, un equipo compuesto por un médico y una enfermera acudían a zonas diferentes para, de puerta en puerta, tratar a los pacientes en sus hogares, en la puerta de su casa, o en una clínica instalada a tal efecto.
El programa de monitoreo de COVID-19 de MSF consistió en realizar un seguimiento de 14 días a las personas que resultaron positivas y tenían síntomas leves o moderados, o que eran asintomáticos. Los pacientes se inscribieron voluntariamente en el programa de MSF, y el seguimiento se llevaba a cabo en mensajes de texto vía teléfono celular. Una enfermera de MSF contactaba diariamente con cada paciente para controlar sus signos vitales y los posibles de riesgo y a la vez ofrecer información sobre el virus y su transmisión, sobre cómo lidiar con los síntomas y cómo aislarse y proteger sus hogares. Si los síntomas se agravaban o el paciente requería medicación, se le derivaba a un hospital o a un médico de atención primaria. El personal de MSF también supervisó la salud psicosocial de los pacientes durante este período.
El programa COVID-19 de MSF en Puerto Rico comenzó a mediados de mayo, cuando el primer equipo distribuyó 30.000 piezas de equipos de protección personal (EPP) a hospitales e instalaciones de atención primaria. Simultáneamente, MSF comenzó a realizar capacitaciones para la prevención y el control de infecciones (PCI) y “talleres para capacitadores.” MSF impartió 11 capacitaciones de PCI en ocho centros de salud para 100 participantes. Durante este tiempo, MSF también llevó a cabo una capacitación en Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) para 20 participantes de instituciones de salud y organizaciones locales.
MSF también distribuyó 5,000 kits de higiene a personas sin hogar y en comunidades pobres o aisladas y realizó sesiones de educación sobre la salud en comunidades vulnerables, incluyendo el encargo de murales para promover el uso de máscaras, el lavado de manos y mantener la cuarentena.
“Los programas de MSF se llevaron a cabo en estrecha colaboración con organizaciones comunitarias reconocidas y con proveedores de salud locales,” añade Delaunay. “Y gracias a eso pudimos ser rápidos y eficaces.”
MSF se asoció con líderes comunitarios de San Juan, Loíza, Arecibo, Ciales, Ponce, Utuado, Humacao, Yabucoa, y Vieques para llegar a pacientes en áreas remotas y aisladas. MSF ha trabajado con muchas organizaciones locales, entre ellas Taller Salud, que procura mejorar el acceso de las mujeres a la atención médica, y Coalición de Coaliciones, una organización que ayuda a personas sin hogar en 54 municipios.
“Sabemos que la crisis no ha terminado y que muchas personas en Puerto Rico no tienen acceso adecuado a atención médica,” explica Delaunay. “El COVID-19 ha expuesto problemas que deben resolverse para que las personas que se enferman, ya sea por el virus u otras dolencias, puedan recibir atención médica. Cerramos nuestro programa con una sensación de tranquilidad sabiendo que nuestro personal continuará salvando vidas, ahora bajo la organización Puerto Rico Salud.”
MSF es una organización médico-humanitaria internacional con programas en más de 70 países. MSF ha visto cómo esta pandemia ha afectado a comunidades vulnerables y marginadas, en todos los países en los que trabaja. MSF se asegura de que todos sus proyectos estén preparados para afrontar la COVID-19, al mismo tiempo que mantiene la prioridad en sus otros programas médicos esenciales.
En los Estados Unidos, MSF ha llevado a cabo varios programas específicos de COVID-19 –ya concluidos–, entre ellos los destinados a trabajadores agrícolas migrantes en Florida; a personas sin hogar en Nueva York; a ancianos y residentes en hogares de mayores y centros de atención en Michigan y Texas; a personas vulnerables y marginadas en Puerto Rico y a comunidades nativas americanas en la Nación Navajo y Pueblos.